jueves, 17 de enero de 2008

Love me or leave me

No hacía frío, para nada, aunque empezó a llover. Primero muy poquito, pero estábamos debajo de un árbol que no nos dejaba mojar. Sentados en una banca de parque, que trató de robarme mi collar de corazones. El dorado. El que me recuerda que debo creer en mis instintos y en esas corazonadas tan fuertes que me dan. Como un calambre en el corazón.

De los árboles caían ramitas que hacían ruidos sin querer, ruidos como suspiros. Y es que las ramas no querían interrumpir, sólo querían ver más de cerca y caer, como caen las ramitas. Había muchas hojas en el piso y luego, mucho más tarde, a la vuelta, vimos un caracol que caminaba rapidísimo iluminado por la luz de un bombillo que me recordó que en la noche pasan muchas cosas y que hay muchas cosas que se dejan ver de noche.

Y toda la noche, toda la noche, lo único que sentí fue amor. Y lo único que quería decir todo el tiempo es que estaba sintiendo amor y que el amor me asusta. Y que me asusta más cuando me mira fijamente y sin gafas, con cara de amor también. Y pasaron rápido esa noche y esa madrugada llenas de lluvia, pero no importa, lo único que sentí fue amor. Y estaba segura de que al otro día me tocaba soltar ese amorcito que parece sentir amorcito también por mí. Y no importa, sentí amor.

miércoles, 16 de enero de 2008

Una sorpresa de mi iPod

Un pedazo de Intuition, de Feist:

"A map is more unreal
Than where you've been
Or how you feel
And it's impossible to tell
How important someone was
And what you might have missed out on
And how he might have changed it all
And how you might've changed it all for him
And how he might've changed it all for you"

Y todo tiene que ver también con el mandala del ser.

martes, 8 de enero de 2008

Lunes 8 de enero

Este es el primer lunes de verdad del 2008. Digo que es lunes porque ayer fue festivo y esto se siente como lunes. El primer día que vengo a la oficina con ganas de trabajar porque ya se acabaron las vacaciones. Pero este primer día me llegó con el corazón confundido y un poco hundido en silencios que no sé si son provocados por mis dudas o porque así es como funcionan las cosas y yo no he aprendido. Sí, todo muy en abstracto.

Pero ya en concreto. Hoy quiero leer sobre el mundo para olvidarme de mi propia cabeza y abro la página de internet de El Tiempo para ver las fotos importantes del 2007 y todas son de cadáveres. Cadáveres de niños, de soldados, cadáveres mutilados, quemados, desmembrados, y eso son sólo las fotos internacionales. También hay una foto de un misil gringo que hace que se me congele el corazón y que se me olvide respirar, como cuando estoy empezando a sentirme enamorada, pero diferente. Se me va la respiración y siento cómo se me empiezan a aguar los ojos y quiero salir corriendo, aunque no hay para dónde porque todo, todo el mundo está igual, sin esperanza y con miedo, y sin amor, como me siento esta mañana.

Y al mismo tiempo en mi iPod suena una canción de Ben Harper que nos pide no dejar de pelear, de dar la pelea por las cosas bonitas que nos quedan. Una canción que pide que no nos dejemos arrastrar por la desolación de las imágenes de todos los días. Don’t let it take the fight outta you. Dice que no debemos dejar de dar oportunidades, que hay que permitirse la oportunidad de conocer a los demás. “I would rather take a punch that don’t give you a shot/ I’d rather find out who you are, than who you’re not”. Pero es que la gente mata a los demás a sangre fría y sin mirar para atrás y sin preguntarse si había alguien esperando a ese cadáver en la casa. Y luego habla del error de confundir el amor con los negocios, tema recurrente en mi vida últimamente. Porque hacer el trabajo con el corazón es muy bonito, pero hace que lo de los negocios sea complicado.

“Like a half-empty balloon after a party in the corner”, así me siento yo esta mañana. Desde antes de ver la noticias, porque tengo el corazón enredado. Y ahora más, porque mis problemas del corazón no son nada comparado con los problemas de la gente. Pero son los míos y me pesan en la nuca.