Llegaron personas nuevas, que me sorprenden todo el tiempo. Por las que estoy muy agradecida.
Se fueron otras. Unas temporalmente y en busca de sorpresas. Otras, para siempre en medio de un silencio inexplicable. Por estas personas también estoy agradecida.
Se fue un gato y llegó otro. Se fue un trabajo y llegará otra cosa. Viajé a celebrar un cumpleaños y a perseguir a mi banda favorita.
Di regalos y le dije a varias personas que las quería. Unas me dijeron que me querían también, otras, otro, todavía se quedan callados.
Un año de personas, viajes, regalos y gatos.
¿Y al amor? ¿Ese tipo de amor? No, nada, otro año sin amor. Otro año en el que no sentí nada. Lo único que siento es que desconozco mi alma con más frecuencia.
4 comentarios:
Pero desconocer el alma con más frecuencia es bueno o malo? A mí me gusta cuando es posible sorprenderse a uno mismo.
A mí también me gusta sorprenderme, sin duda. Pero esto de sentir el alma, o la panza o el corazón, como si le hablaran a uno en otro idioma, es raro. Necesito que sean aliados más bien.
Y bienvenida al blog. Creo que eres a primera persona en comentar como en dos años. Eso me hace feliz.
jajaja, me encanta comentar en blogs y el tuyo me parece bacano.
Uno a veces se cansa de que la vida sea una sustancia tan neutral y tiene sus momentos de drama queen, como si lo que no fuera dramático no mereciera recordarse.
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