viernes, 27 de junio de 2008

Qué hacer

Hoy quiero alguien que me diga qué hacer. Exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Todo porque estoy bastante perdida en general.

Quiero que me digan si tengo que soltar o si tengo que ser más agresiva. Si tengo que soltar, necesito saber cómo. Y si tengo que ser más agresiva, también necesito un plan, porque no sé por dónde empezar.

Algunós días creo que el horóscopo o el tarot me van a dar instrucciones paso a paso, pero no, claro que no. No sé de dónde saqué esa idea, pero igual, todos los días, busco respuestas por ahí.

Necesito un manual.

martes, 24 de junio de 2008

Algo muy bonito...

Evan usó lo que escribí y escribió algo él. Él escribe todo el tiempo, sobre muchas cosas, y lo hace increíblemente bien.
Últimamente tiene roto el corazón y eso no lo deja escribir todo lo que quisiera, pero yo sé que es muy juicioso y que por más que pase sus días trabajando en publicidad farmaceútica, va a llegar el momento es que vea que publica una novela.

Evan escribió algo que me hizo reír, como siempre lo hace. Y también hizo que se me arrugara el corazón, y eso no lo estaba esperando.

Me gustaría tenerlo más cerquita, pero bueno, por ahora está bien así.

Acá está lo que él escribió:
Peaches

jueves, 19 de junio de 2008

Peaches (For Evan)




When I moved into the apartment I'm living in now, my father told me stories about the tree one can see through the window. He said it used to be full of peaches, all the time. Big orange and red peaches which looked juicy and beautiful when the sun shined. But this happened years ago, when the neighborhood was a little "better", my aunt would say, because nowadays it isn't, "it isn't what it used to be, such a shame" (and I'm quoting her again).

I've been here for a little over a year. And the tree has been dry. There was a rooster, though, during Christmas. He lived under the tree. And he lived very confused, I think, because he sang (or whatever roosters do, crow?) at 3am, every morning, which made my holidays miserable. Then he disappeared, and so did the misery, or so I thought.

Anyway, the morning of my birthday (which followed a terrible party which made me miss the misery the rooster made me feel), my father came to pick me up for lunch and, as we sat near the window, we saw three men picking up peaches, lots of them.

They weren't there before. They came out the day of my birthday as a celebration. Maybe to remind me everything blooms sooner or later. It takes time. Peaches for my birthday. And, now, peaches for you too.

sábado, 14 de junio de 2008

Obituario

A mí me encantan los obituarios. Me parecen un arte impresionante cuando están bien hechos, y encontrar uno bien hecho es complicado. Los obituarios no deben ser extensos ni una oda al muerto. Deben resumir su vida, pero sin ser un resumen de sus logros. Al final, deberían dejar una idea de cómo era el personaje en cuestión o de cómo podría yo, o el lector del obituario, haberme relacionado con él si todavía estuviera vivo o ahora después de muerto.

Estas son algunas cosas que creo yo de los obituarios. Y me gusta leerlos. Y el otro día me encontré este y me pareció perfecto. Y no es el personaje, ni el autor del obituario. Es el tono y la delicadeza con que está escrito. Es como empieza con una idea y la cierra cuidadosamente, como quien da un adiós con todo el corazón, como quien, mientras sostiene la mano de alguien que ha perdido a un ser querido, trata de encontrar las palabras precisas para hablar de quien se ha ido sin caer en lugares comunes o palabras de aliento que se pierden en el aire.

Aquí está. Es verderamente bonito:
Sidney Pollack

viernes, 6 de junio de 2008

Reyes

Me encontré este mail viejo que me escribió un amigo. Y es perfecto. Era perfecto en ese entonces y es perfecto ahora.

Y es un amigo al que quiero como loca y que va y viene porque es Libra. Y creo que es y va a ser algo gigante. Y que es de las personas más interesantes e inteligentes que conozco. Y agradezco que esté, porque hace que se me hinche el corazón de cosas bonitas.

También creo que era un mensaje premonitorio, aunque ninguno de los dos lo supiera, pero bueno, uno casi nunca se da cuenta de las señales sino hasta que pasan... como en la autopista. Como en esa película de Steve Martin, ¿L.A. Story?


"No sé muy bien porqué entiendo la sensación, pero lo hago. Definitivamente la entiendo.
Un 'manojo' (excelente palabra ésta que nos da una idea de cantidad, aunque uno nunca llegaría a cojerlas con la mano) de hojas húmedas que no molestan pero hacen ruido; entorpecen un poco el paso. Supongo que así es eso del ruido. Un zumbidito que no es del todo molesto, pero distrae. Desenfoca. Como un blur de las ideas.

Supongo que entre la pastelería y eso que buscas sin saber qué es va creciendo una rutina. Es raro. La rutina es como el caldo de cultivo del ruido, pero imposible de evitar. Entre una calle y la siguiente empieza uno a verse las costuras. A sentir que tiene la vida prestada. Que no es la de uno. Que un día de pronto alguien va a llegar a decirnos "Listo. Tu turno." y no hay tal. Entonces nos recordamos que somos supremamente inteligentes y cómo nos quiere la gente, y tampoco hay tal. Pero algo es algo. Supongo que la mayoría del tiempo eso de creer en la inteligencia son pañitos de agua tibia.

Una manera cobarde de aceptar que NUESTRO cuarto de hora nunca llega. Un puente tímido entre el día a día, Jim Morrison, "vivir el momento", experimentar, la invulnerabilidad, la basura de "todavía somos jóvenes" y el futuro, que es propio de los papás o de los geeks. Creo (y esta es mi nueva teoría) que el ruido se va cuando uno empieza a creer en el futuro. Cuando uno entiende que eso de "las metas" tiene algún sentido, aun cuando sea la palabra más usada por Og Mandino, Richard Bach y Anthony de Mello. Entonces viene otro problema: para lograr cualquier cosa, es indispensable renunciar al resto. Un problema más bien geométrico. Una recta tiene UNA dirección. No dos, ni tres. De hecho, si tuviera más de una, tendría infinitas direcciones, que es un poco el resultado del relativismo. Así no avanza nadie. O se da un paso, o no se da. Así. Fácil.

Yo, por ejemplo (estoy sonando como Valentina), cada vez soy menos interesante. Cada vez sé menos cosas. Cada vez me interesa menos. Cada vez mi ignorancia es menos sutil. Más arrolladora. Pero extrañamente he descubierto que hay una relación directamente proporcional entre la cantidad de cosas en las que tengo que pensar y la CLARIDAD, que es básica. Tiene su lógica, ¿no? Creo que un día voy a despertarme convertido en un gigante "algo", pero muy simple. Uno de esos tipos simples. Que no piensan muchas cosas, pero la tienen clara.

Por otro lado, la claridad es bastante sospechosa. ¡Qué cosas estúpidas estoy diciendo!"