sábado, 14 de junio de 2008

Obituario

A mí me encantan los obituarios. Me parecen un arte impresionante cuando están bien hechos, y encontrar uno bien hecho es complicado. Los obituarios no deben ser extensos ni una oda al muerto. Deben resumir su vida, pero sin ser un resumen de sus logros. Al final, deberían dejar una idea de cómo era el personaje en cuestión o de cómo podría yo, o el lector del obituario, haberme relacionado con él si todavía estuviera vivo o ahora después de muerto.

Estas son algunas cosas que creo yo de los obituarios. Y me gusta leerlos. Y el otro día me encontré este y me pareció perfecto. Y no es el personaje, ni el autor del obituario. Es el tono y la delicadeza con que está escrito. Es como empieza con una idea y la cierra cuidadosamente, como quien da un adiós con todo el corazón, como quien, mientras sostiene la mano de alguien que ha perdido a un ser querido, trata de encontrar las palabras precisas para hablar de quien se ha ido sin caer en lugares comunes o palabras de aliento que se pierden en el aire.

Aquí está. Es verderamente bonito:
Sidney Pollack

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